lunes, 23 de enero de 2017

Lo que dejó el 2016 (II)

Continuamos con los favoritos del año.

El restaurante nikkei: Sushicage
Lo voy a poner más claro que el agua: mis restaurantes favoritos son aquellos donde siempre me sorprenden. Y eso nunca ha sido un problema en el Sushicage.

La propuesta de Norio Takeda está centrada en la comida japonesa con algunos guiños de fusión. Obvio el fan del sashimi y los nigiris estaría feliz de encontrar cortes impecablemente trabajados e insumos de alta calidad. Más yo recomendaría no perder de vista los makis "new style" y los tiraditos donde el itamae se maneja con gran estilo. Para mí lo mejor es que siempre tienen un ingrediente nuevo para que yo siga aprendiendo un poquito de comida japonesa. A ver ¿cuándo fue la última vez que probaron un plato con yamaimo?

A ustedes les recomiendo la experiencia omakase, donde el itamae irá enviando los platos a la mesa de acuerdo a su inspiración y con los mejores ingredientes que tenga a la mano. Podrá ser costosa pero cuando Norio se inspira nadie lo detiene.

Sushicage del Swissôtel queda en Av. Santo Toribio 173, San Isidro.
Teléfono: 421-4400
Mi recomendación: La experiencia omakase.


El restaurante saludable: Seitan Urban Bistro
En un local pequeño pero acogedor Seitán abre sus puertas para sorprendernos con su propuesta de comida saludable. Aunque ellos se definan como "plant-based" yo prefiero dejar los rótulos a un lado. Total, se trata de alimentarse bien y nada más. 

En su carta pueden encontrar unos rigatoni en salsa de hongos y setas salteadas donde la proteína no se hace extrañar en absoluto. El pepián se reinventa procesando el choclo hasta obtener una textura cremosa que se acompaña de maravillas con los begetales saltados. Y el salteado oriental de arroz integral con tofú crocante me plantea la duda de convertirme en vegetariano en el corto plazo. Es increíble que en un restaurante vegano pueda encontrar un yakimeshi perfecto, con esa textura grumosa que el comensal peruano aún no termina de entender. El sahofan tranquilamente estaría entre mis favoritos del año pero extraño demasiado el gusto a wok. Detalles de forma más que de fondo. 

Hay razones de sobra para volverme habitual de Seitan Urban Bistro. Alguna vez  tenía que encontrar una propuesta que no se limite a cumplir normas de cocina vegana sino que me deje satisfecho y con una sonrisa en la boca. 
Seitán Urban Bistro queda en Alfonso Ugarte 150, Miraflores.
Teléfono: 340-507
Mi recomendación: Los platos con productos de temporada. 

La pizzería: Spizza
Que lejos están aquellos tiempos cuando pensaba que la pizza era topping, extra queso y harto ají panca en polvo. 

Para mi la pizza en Lima tiene un sólo nombre: Spizza. Es mi favorita incondicional porque cumple las condiciones de la pizza napolitana tradicional: masa fresca (harina, agua, levadura y sal), estirada a mano y cocción a 400° C en horno a leña. Nada más que fidelidad a la receta tradicional y el uso de insumos frescos y de buena calidad. 

Sólo aquí me he deleitado con Margherita, la tradicional por excelencia hecha nada más con queso, tomate y albahaca. Pero como no sólo de vegetales vive el blogger también tengo entre mis favoritas a la spagnola (chorizo español, cebolla, romero y papa), la vorace (chorizo, jamón, tocino y salame italiano) y la funghi (champiñones, portobello y grana padano). Con 24 variedades de pizzas hay para todos los gustos pero también ofrece una correcta selección de platos de comida italiana.

Spizza queda en Av. Dos de Mayo 455, San Isidro y en Arias Schreiber 147, Miraflores.
Recomendación: Cualquier pizza es buena pero lo mejor viene al final: comer los bordes con aceite de oliva picante. 


Casual food: Naruto Japanese Food
Hay días en los que no quiero complicarme mi existencia con la servilleta de tela, el servicio de vino o la procedencia de la carne. Cuando amanezco en ese modo Naruto Japanese Food siempre es mi primera opción.

Está claro que el ramen tradicional es su producto estrella más no entraré en discusiones bizantinas para definir si es mejor que otros. Aparte que yo, como buen peruano, caigo en la tentación de hacer uso y abuso del togarashi cuando lo mejor es disfrutar el caldo tal cual llega a la mesa. Pero como no sólo de ramen se vive también he investigado la carta encontrando otras opciones sencilla de entender como sus gyozas de cerdo, el contundente Naruto Chicken y un yakimeshi que si están en sus días buenos puede alegrarles la existencia. Ojo que ya han expandido su carta con más platos tradicionales.

Naruto Japanese Food queda en Av. Aviación 2982, San Borja.
Recomendación: Tonkotsu ramen, Naruto chicken, Yakimeshi.


Comida peruana: Panchita
Confieso que huyo de los restaurantes de peruana (peor sin son turísticos) como el diablo del agua bendita. No tiene que ver mucho con la calidad de la propuesta sino que muchas veces transcurren senderos confusos (¿makis es comida peruana?) por satisfacer a grupos de turistas ingenuos. Y si hablamos de los precios... 

Por eso le he cogido tanto cariño a la última versión de Panchita. Recuperan la esencia de la comida peruana, generosa en cantidad pero sin descuidar el sabor tradicional ni entrar en fusiones inexplicables.

Ya una vez quedé rendido ante su anticuchada bailable, una invencible selección de anticuchos para degustar en familia. Punto para la selección de tamales hechos en casa con cinco variedades donde no podía faltar el criollo. Me alegra encontrar un escabeche de bonito preparado a la receta antigua. Los trozos de bonito son inmensos y están completamente embebidos en el jugo del escabeche, a leguas se nota que es una preparación del día anterior. Pero la última palabra se la dejo a las sartenes, en especial a la que viene "con todo lo del chanchito", un arroz con cerdo que los transportará a aquellos domingos de infancia cuando la única preocupación era saber si valía repetir.

Panchita queda Dos de mayo 298, Miraflores y Primavera 557, San Borja.
Recomendaciones: Las fuentes para compartir.

El otro chifa: Pun Kay
Cuando entren a este chifa verán que no es muy concurrido, la decoración es austera y en la carta no hay mención alguna a banquetes familiares o menú con sopa. Como el salón tiene vista a la cocina notarán un pequeño detalle. Sólo hay un cocinero: Fausto Li, dueño de este chifa tradicional que se entiende de maravilla con los fogones más no con sus clientes. ¿Qué le vamos a hacer? No hay nada perfecto en este mundo.

La clave para visitar el Pun Kay y salir incólume es muy sencilla: olvídense de todo lo que tiene que ver con chifa tradicional. Estos son los dominios de Fausto Li, el dueño y cocinero, quien sólo con un ayudante al lado se encarga de preparar todos los platos de la carta. En su propuesta de comida cantonesa pueden encontrar algunas sorpresas como la pesca del día al vapor, el lomo de cerdo a la sal y el pollo saltado con cashew. Y no puedo olvidar la sopa siu kao con ese caldillo limpio pero concentrado de sabor. Los platos de este chifa son sencillos de entender, no hay exceso de condimentos ni salsas y la porción es suficiente para quedar satisfecho.

Pun Kay no un chifa donde uno pide aeropuerto y gordita de Inca Kola. Tampoco es de aquellos donde "van los chinos que sí saben" pues en todas mis visitas sólo había comensales peruanos. Es el último reducto de un cocinero que no está dispuesto a hacer concesiones ante el mercado, cueste lo que cueste. Para los que deseen conocer otros matices de la comida china sin "aperuanamientos" es el sitio ideal. Quizás se lleven una sorpresa y descubran que han vivido engañados todos estos años. Eso sí, vayan con harta paciencia. 

Pun Kay queda en Av. Benavides 1949, Miraflores.
Teléfono: 448-7298
Recomendación: La sopa siu kao personal, la pesca del día al vapor y el cerdo al ajo.


La última: Experiencia EVDC

No podía cerrar este post sin hablar de las cenas con los seguidores del blog. Una ambiciosa idea que hace tiempo me perseguía pues no hay nada mejor que compartir las experiencias que vivo en mis restaurantes favoritos junto a personas que también disfrutan del buen comer.

Pero más fácil es pensarlo que hacerlo y lo aprendí sobre la marcha. Escoger el restaurante, hablar con el administrador para definir el menú y, lo más difícil, elegir un día y una hora satisfactoria para todo el grupo fueron tareas complicadas. Pero lo bueno cuesta trabajo y logré organizar diez versiones de estos encuentros donde compartimos buenos momentos y datos. Lo mejor de todo, ya tenemos un grupo fijo con el cual ir a visitar restaurantes mensualmente. Veremos que nos depara el 2017.

¡Gracias a todos los que participaron!

1 comentario:

Gabriela dijo...

Para mí, LA pizza es la que hacían en el Beverly Inn de San Isidro. Nunca más he comido una pizza como esa, solamente con recordarla se me hace agua la boca. ¿Por qué no hubo algo igual después?