domingo, 31 de julio de 2016

Sao Paulo VIII (Nos volvemos a encontrar)

¡Sao Paulo, nos volvemos a encontrar! De vuelta en una de las ciudades más importantes del mundo pero otra vez con mi extensa agenda laboral a cuestas. Hacer planes de turismo es poco menos que una ilusión cuando se viaja por trabajo. ¿Qué le vamos a hacer? Las responsabilidades laborales son primero. 

Lindas, lindas mañanas
Nada mejor para comenzar el día que un desayuno buffet de hotel. 

El mayor reto cuando uno sale de viaje es la diferencia horaria. Tomen en cuenta, Sao Paulo tiene tres horas menos que Lima. Levantarse a las 7 a.m, en plena madrugada de Lima, es un reto inmenso para alguien que duerme a pierna suelta, como yo. Pero como ya tengo experiencia con el jet-lag uso dos métodos infalibles: el despertador del hotel y un buen duchazo (Como que aquí no me cuesta el agua caliente). 

El hotel es típico para ejecutivos, ubicado en una zona tranquila, con habitaciones amplias y una cama extremadamente cómoda. Eso sí, ni se les ocurra coger una galleta del mini-bar o verán el resultado en la cuenta final. 

Comienza el día y bajo al lobby para ir al restaurante principal. El salón es amplio y con iluminación natural. Pero se nota que no es un hotel de turistas, la mayor parte de comensales está atenta a lo que sucede en el smartphone o su laptop. Yo no creo en eso, la hora de la comida es sagrada y la respuesta a un e-mail puede esperar media hora. ¿O no?

Tengo que estudiar el terreno. A ver, cuatro estaciones de platillos fríos y calientes, adicionalmente una en vivo para solicitar huevos revueltos u omelettes. ¿Cómo diantres se dirá huevos benedictinos en portugués? No importa, a ver que encontramos. La clásica estación light para los deportistas. Uy sí, uy sí, leche descremada, salvado y yogur natural. Aunque confieso que estuve corriendo durante media hora en el gimnasio y no me caería mal algo de proteína. A ver blogger, sírvase yogur natural con cereal integral y unas fresas. 

Pero no he llegado tan lejos sólo para comer frutas, es momento de atacar los platillos calientes. Trabajando en una empresa americana lo mínimo es servirme un plato de huevos revueltos jugosos con tocino crocante. Justo hay pan francés, aunque es más parecido al roseta peruano. ¿Pan au chocolat? Parece que estoy de suerte. Y que tal si pido mi fiel café americano sin azúcar. 

Me siento más que satisfecho pero falta visitar la estación de desayuno "tradicional" ¡No puede ser! Una bandeja de pao de queijo. Toditita para mí. Partirlo y ver el interior ligoso es un placer que me recuerda a los mixtos que comía de niño. Ok, es momento de partir a la oficina. 

Gran Estanplaza Berrini queda en Rua Arizona 1517 - Cidade Moncoes, Sao Paulo.

Corporate blogger
Reunir a ejecutivos de varios países de Latinoamérica, cada uno con sus gustos y requerimientos especiales propios, debió ser un reto para la oficina de Sao Paulo. 


Es divertido pero cuando llega la hora de almuerzo siempre se cumple el mismo esquema en estas reuniones regionales.: dos bandejas de ensalada, un plato con carne, uno para vegetarianos y la infaltable pasta que funge de acompañamiento. Obvio aquí no hay crítica que valga, sólo puedo decir que disfruté cada almuerzo como si estuviera en Lima.

Pero donde si puesto tomarme la libertad de opinar es cuando del postre. Invariablemente teníamos ensalada de frutas lo cual era un alivio. Más un día se les ocurrió premiaron con un unesperado py de limópn. Sí, nuestro querido postre nacional en una versión más ligera. La crema resultó menos empalagosa y con una acidez sútil que le iba muy bien al merengue de la cubierta. Apenas lo vi, tenía claro que iba a repetir, pero tendría que esperar que los demás asistentes se sirvieran una porción pecaría de maleducado. Claro, al día siguiente cuando trajeron la torta de chocolate y fresa sólo valió la ley de la Selva. Pero eso corresponde a otra historia. 

Antes de partir.
¿Quién diría que antes de subir al avión podría darme el último gusto?


Cuando estaba sentado en la sala de embarque me llega un mensaje de una amigo pastelero. "Renzo, no te puedes ir de Sao Paulo sin probar los helados que venden en el aeropuerto". ¿Quien lo diría? Mientras revisaba el smartphone estaba comiendo cucharadita trás cucharadita de helado.

Bacio di Latte es una marca con más de 20 locales en todo Sao Paulo, tanto en avenidas principales como en centros comerciales Su credo es producir el mejor "gelato puro" mediante un proceso artesanal y utilizando los mejores insumos. Algo así como lo que ya están haciendo Crem dela Crem y Blu en Lima.

Yo tuve que caminar medio terminal para ubicar su tienda. Sin embargo, cuando vi todos los sabores que ofrecían entendí que tranquilamente hubiese recorrido todo el aeropuerto.El problema es que, al estar delante de la vitrina, no tenía la menor idea cuál sabor elegir. ¿Helado de chocolate? ¡Pero si tienen sabores elaborados con cacao de origen! ¿Qué hago? Mi vuelo ya sale y entre tanto sabores a frutas, lácteos y con chocolate tengo que elegir. Vamos a lo seguro, repliquemos la experiencia de Eataly Chicago y probemos chocolate de Costa de Marfil y vainilla artesanal. Basta una probada para saber que elegí el camino correcto. El amargo intenso se contrapone con la sutileza de la vaina de vainilla, la textura es espectacular y yo no puedo dejar de lamentar no poder llevar un litro en la maleta. El resto es para ustedes, apenas lleguen a Sao Paulo, en cualquiera de los tres terminales busquen esta heladería y emprendan el camino a la felicidad.

Para ubicar un local de Bacio di Latte visiten su web: www.baciodilatte.com.br

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