domingo, 18 de diciembre de 2016

Arlotia (Tiempo de volver)

A veces lamento no visitar más restaurantes ubicados en el distrito de Barranco. Luego me acuerdo del tráfico y se me pasa.

Fachada del local. Croquetas. Montaditos.
Con cuatro años de presencia Arlotia ya tiene un camino muy bien definido:  una consistente selección de platos resultado de la fusión de comida vasca con insumos peruanos. Lo mejor de todo, marca la diferencia frente a la mayoría de restaurantes de comida española donde no varían de la eterna trilogía tortilla española-paella-cochinillo 

Aún guardo buenos recuerdos de mi última visita cuando probé un correcto pulpo a la gallega (S/.19.00) con el punto de sazón correcto y una textura muy bien lograda. Los callos a la donostiarra (S/.22.00) se alejan de la versión madrileña por la inclusión de txistorra y jamón serrano y que se disfruta al mejor estilo remojando un trozo de pan en esa salsa cremosa de sabores intensos. El último plato fue un arroz caldoso vasco (S/.33.00) casi un aguadito pero matizado con azafrán y una generosa combinación de cerdo, langostinos y calamar. Digamos que no fue uno de los mejores platos del día pero satisfizo mis ansias de probar algo nuevo.
Pulpo a la gallega

Con tan buenos resultados estaba clarísimo que regresaría en el corto plazo para evaluar el resto de la carta. Mi idea era regresar con una amiga española que sabes más que yo de estos temas pero  el tiempo y responsabilidades laborales hicieron que dilate mi visita. Hago un mea culpa, dejé pasar mucho tiempo para regresar.

Saliendo muy temprano de casa logré evitar la congestión vehicular durante la mayor parte del trayecto. Vana esperanza que se derrumbó cuando llegué a ese malhadado cruce de la avenida San Martín con Unión y Domeyer, todo un reto para la tolerancia del mejor conductor. Y si le agregamos el sol playero que ya nos acompaña, como que manejar no es una de mis actividades favoritas de la temporada. 

Entro al local y descubro que sigue tan acogedor como siempre. El mobiliario de madera, cuadros con paisajes del País Vasco y, lo más importante de todo, la presencia de los restauradores Pamela y Bastien, a cargo de los fogones y el salón respectivamente. Valga la pena mencionar el viejo y conocido refrán: "Al ojo del amo engorda el caballo" Aunque yo agregaría que no hay activo más valioso que la atención personalizada al cliente, activo que sólo el dueño de un restaurante puede entender.

Piquillos rellenos
Empieza la aventura con una degustación de croquetas (S/16.00 por 6 unidades). Con el interior cremoso y la costra crujiente ya tienen media tarea resuelta. Aunque no se han quedado atrás en lo que es creatividad.  A ver ¿cuándo fue la última vez que probaron una croqueta de salchicha huachana con huevo duro? Recomendable pedir la tabla con todos los sabores. Lo mismo vale para los montaditos (S/24.00 por 6 unidades). Con más de doce variedades es difícil que no encuentre uno a su gusto. De primera mano me quedaría con el de pejerrey con tártara de rocoto por su endiablado toque picante. Sigue en mis preferencias el de bondiola con cebolla caramelizada aunque yo recomendaría un twist para potenciar este corte tan sabroso. El de chorizo de Pamplona con revuelto de huevo y ajo tierno podría mejorar si se miden con la cantidad de este último ingrediente. Como piqueo los montaditos funcionan de maravilla pero si van a almorzar una basta y sobra como abreboca. Pedir otro es caer en el riesgo de llenarse rápido.

El tartare de pescado (S/.32.00) sigue la base de la receta tradicional. Sin embargo la presencia del salmorejo (gazpacho con miga de pan) es un tiro de largo alcance. Aporta una nueva dimensión al plato aunque puede encubrir involuntariamente el sabor del pescado. Mejor si lo piden aparte en una jarrita y cada quien lo agrega a su gusto. Los piquillos rellenos (S/.20.00) son una agradable sorpresa. Sí, el blogger que siempre renegaba del pimiento, un viejo terror infantil, acá terminó devorando hasta el último trozo. Me dicen que han remplazado el bacalo con un guiso de tollo. 

Carrillera de res
Para terminar llega una espléndida carrillera de res (S/.34.00). El corte ha sido cocido lentamente con verduras y vino tinto hasta lograr un resultado óptimo. Basta hincar suavemente el tenedor para ver como la carne se deshace. Lo acompañan con un puré de camote morado, una variante al eterno puré de papa, que para mi gusto funciona adecuadamente. En cuanto a la presentación los hilos de camote son un detalle prescindible, a menos que quieran ver algo más de color en el plato. El almuerzo termina con una inesperada creme brulee de mango (S/.11.00), no logro recordar que alguien se haya animado a preparar esta receta con frutas pero sí que funcionó. Vale la pena agregar que la sección de postres es diminuta pero cumple lo justo y necesario.  

Arlotia me deja excelente sabor de boca. El ambiente es acogedor y la carta trae algo para todos los gustos. Yo les recomendaría investigar platos nuevos y si tuvieran alguna duda siempre habrá alguien que les dará más detalle sobre la preparación. Yo me retiro con la sensación de haber almorzado en un comedor de familia, donde cada plato no sólo destaca en técnica sino también en todo el cariño por el cliente.

Arlotia queda en Av. Grau 340, Barranco
Horario: Martes a sábado de 9.00 a 23.00
Ticket promedio: Entradas: S/.15.00-26.00 Fondos: S/.28.00 - 38.00
Teléfono: 256-2269
Estacionamiento: No. Pero en los alrededores hay varias playas a precios razonables.
Volvería: Sí. hay razones de sobra para hacerlo.

martes, 6 de diciembre de 2016

Buenos Aires (Guerra de clásicos)

Los clásicos nunca fallan. ¿O sí?

Café Tortoni (Clásico de clásicos) 
Caminando por la avenida de Mayo me detuve al ver una larga fila de personas delante de un local. ¿Y esto? ¿Qué de bueno habría para justificar tamaña multitud? 

Confieso que visité el café Tortoni de puro novelero. En mi lista de cosas que detesto en la vida, hacer colas siempre ocupará el primer lugar. Sin embargo, en este caso la fila se movía con rapidez y no fue necesario usar a mis magras reservas de paciencia. Cuando me dejan pasar sentí como si hubiera viajado en el tiempo. Mozos con uniforme, una barra con infinidad de licores, mesas de mármol y esculturas de personajes argentinos. Queda claro porque lo han incluido en la lista de "bares notables" de Buenos Aires.

Esta visita se dio luego del olvidable almuerzo en La Cabaña así que no había espacio para postre aunque si muchas ganas de cambiar el sabor de boca. Para alegrar la tarde nada mejor que mi eterno café americano. Sorpresa, me traen además un vaso de agua frisada helada para equilibrar la robustez de ese café. Pero el postre es lo que me hace abrir los ojos, la selva negra tiene una capa de bizcocho, chantilly y una capa de mousse de chocolate, muy lejana de esas versiones limeñas remojadas de almíbar. Es el acompañamiento perfecto para mi café y la disfruto muy lentamente, tanto para saborearla como para alargar mi estancia en este local tan famoso.

Si pasan por el Café Tortoni no dejen pasar la oportunidad de hacerle una visita. Quizá el motivo principal es tomarse una foto de recuerdo junto a las esculturas de personalidades argentinas pero la estancia, con grupos de turistas y todo, resultó muy agradable. Nadie puede con los clásicos, con espera y todo.

Café Tortoni queda en Av. de Mayo 825, Buenos Aires.
Volvería: Sí. Disfruté mucho la visita.

El Vesubio (Clásica recomendación) 
Fue en este café donde conocí a Katia Documet, blogger gastronómica radicada en Buenos Aires hace ya mucho tiempo y que fue mi mejor guía en la ciudad.

La primera vez que visité en El Vesubio inmediatamente lo relacioné con el Manolo de Lima. Fíjense en los paralelos: es una cafetería que tiene muchos años de existencia, en su carta ofrecen churros con chocolate de taza y entre los mozos no había jóvenes. Aquella vez una copa de helado fue suficiente para alegrar la jornada pero esta vez ameritaba probar algo más.

Vista del salón. Chocolate espeso.
Sándwich académico. Churros con submarino.
Como era media tarde sólo deseba consumir algo ligero antes de ir a descansar al hotel. Pedí un sándwich académico, intrigado más que nada por el nombre. No hay ciencia en un sándwich de jamón, tomate y queso gratinado, más siempre les digo que lo más simple es lo más difícil de lograr. Me sorprende no poder evocar algo parecido en Lima, tan simple pero tan sabroso.  Para acompañar ordené un "chocolate espeso" y terminé arrepintiéndome al primer sorbo. ¡Su mismo nombre lo dice, es un chocolate extraordinariamente denso, aún si piden agua y leche adicional no podrán rebajarlo. Mejor ordenen un clásico submarino, una taza de leche hirviendo con una barra de chocolate Aguila para remover e ir disolviendo lentamente. Queda perfecto con los churros de la casa.

La experiencia en el Vesubio no tiene picos altos más pero a veces cumplir las expectativas basta para retirarse con buen sabor de boca y, sobre todo, la sensación de haber conocido un pedacito de historia.

El Vesubio queda en Av. Corrientes 1181, Buenos Aires.
Volvería: Sí, esos churros con chocolate son de antología.


La Biela (Errar es clásico)

Cuando vi que en un programa peruano mencionaban a La Biela como un clásico lamenté haber dejado pasar la oportunidad de conocerlo en mis anteriores viajes. Ahora, de vuelta en la ciudad, y pese a las advertencias de mi amiga Katia, decidí hacerles una visita.

Fachada del local. Capuccino.
Mixto. Pollo y palmitos.
Entro a La Biela y percibo un ambiente similar al de las cafeterías ya nombradas en este post. El origen de su nombre se da en 1950, cuando la afición por el automovilismo se puso de moda y la cafetería se convirtió en un lugar de encuentro para los aficionados (Gracias Wikipedia) No hay mucha variedad en la carta aunque noto que incluye un sobrecosto en caso uno decida disfrutar la comida en la terraza. Bueno, estando en Recoleta, zona eminentemente turística, no me sorprende.

Para variar decido empezar mi desayuno con un capuccino. Tanto tiempo que no pedía este café que lo disfruto desde el primer sorbo, aunque ahora prescindo del azúcar sin remilgos. De comer pido lo más simple, un mixto de miga, que llega quemado a la mesa. Vaya, ¿cómo pueden fallar en algo tan simple? Pero es el sándwich de pollo el que me hace levantar la ceja al notar que el relleno está helado, como si lo hubieran sacado al momento de la refrigeradora. El uso de salsa golf industrial tampoco mejora la situación. 

Me retiro decepcionado de La Biela. No tanto por lo que me ofrecieron sino por la comparación con las otras cafeterías. En fin, tal como siempre hago en este blog desde sus inicios, cuento la historia me vaya bien o mal. Le daré el beneficio de la duda.

La Biela queda en Manuel Quintana 596, Buenos Aires.
Volvería: A media tarde. Quizá a esa hora funciona bien.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Seitán Urban Bistro (Modo vegano ON!)

De como visitar un restaurante vegano y no salir con hambre.

Vegan chef at work
Si habláramos de restaurantes veganos el blog estaría en debe hace bastante tiempo. Coincidencias de la vida, tampoco es que haya muchas publicaciones sobre restaurantes de carne. No es que yo sienta algún rechazo por la cocina vegana sino por los malos resultados obtenidos luego de visitar los restaurantes donde la practican. Recuerdo haber visitado un local donde el jugo "orgánico y detox" tenía la textura de mazamorra (Sí, tan horrible como suena) y no pasé de medio vaso. Cuando pedí ensalada estaba tan recargada de ingredientes que tampoco pude terminarla (A propósito a quién se le ocurre servir "tocino de castaña". Bleg). En otro, donde los nombres de los platos en la carta ocupan dos líneas, salí con un vacío en el estómago y en la billetera. Y peor si tuviera que hablar de la atención. Aparentemente si no eres turista o no llegas manejando una bicicleta ni usas lentes vintage o una Mac serás ignorado de la peor manera. ¿No que en Miraflores la discriminación está prohibida? En fin, es lo que hay.


Papas huamantanga. Sliders
Pero (alerta de cliché) la esperanza es lo último que se pierde y siempre hay una luz al final de túnel gastronómico. En medio del tráfico miraflorino se ubica Seitán Urban Bistro, un pequeño local que promete convertir al blogger en vegano en el corto plazo. Ok, no voy a exagerar, simplemente diré que no se extrañen si comienzo a visitarlos a menudo. 

El local es acogedor y han sacado el máximo provecho al espacio. Además, en el corto plazo ya está planificado aprovechar la terraza. La carta sigue la misma tendencia. Una hoja de bebidas y otra con piqueos, entradas, fondos y postres. La variedad justa para no pecar de congeladora llena. Ojo, que entre semana tienen un menú a un precio muy económico (S/.14.90) que incluye pan, entrada, segundo y postrecito vegano (¿obvio, no?).

Rigatoni
Apenas me siento traen el pan de la casa acompañado de tapenade de aceitunas verdes y aceite de oliva. Doy una ojeada a la carta y las entradas se me antojan demasiado "verdes" para ser mi primera experiencia. Empezaré mi aventura con paciencia ordenando unas papitas huamantanga. Es obvio que manejan adecuadamente la técnica de dos cocciones porque estas papas entran ya a mi lista de favoritas en la historia del blog. Sí, junto a la de Nanka, sólo que en este caso vienen en la porción exacta. La crema de ají es vegana y yo me quedo con una gran signo de interrogación. ¡Pero sí sabe igual a la huancaína de la abuelita! ¿Que brujería es esta?

Sigo con unos sliders, hamburguesas de lentejas y seitán con mayonesa vegana.Ok no estoy acostumbrado a su textura y hago trampa. Aprovechando que me traen huancaína adicional para mis papas le agrego un poco más. Quedaron perfectas. Termina mi evaluación de los piqueos con una orden de rollitos crocantes. Ahora que está de moda la comida vietnamita los aficionado sabrán reconocer esos rollos de papel de arroz, en este caso rellenos de saltado oriental de verduras y hongos shiitake. Funcionan solos o remojándolos en salsa de ponzu y ají limo.

Salteado oriental
Es el turno de los fondos y empiezo con los rigatoni, mi pasta favorita y que tantos buenos recuerdos de infancia me traen. La salsa de hongos y setas salteadas no empalaga, al contrario alegra mi paladar con cada bocado. La arúgula y los espárragos al vapor son el twist que necesitaba el plato. Sigo con un pepián reinventado donde el choclo ha sido procesado hasta obtener la textura más cremosa que he probado en mucho tiempo. Casi un terciopelo que se complementa con las verduras bebé glaseadas. A ver blogger, cómase todas sus coles de Bruselas. Termina mi jornada con el salteado oriental: arroz integral frito con tofú crocante. Es increíble, he tenido que venir a un restaurante vegano para encontrar un yakimeshi perfecto, con esa textura grumosa que todavía el comensal peruano promedio no termina de entender. Y si quieren carne pues ahí está el tofú crocante que funge como un excelente sucédaneo de la proteína.

Piña & Coco
Hasta el momento la visita es un éxito ¿Y los postres? No hay visita completa sin ellos pero... ¿qué me servirán? No me atrevo a pedir el coulant vegano pero sí el Piña y coco. La presentación me encanta, cuadrados de fruta y queque con una bola de sorbete de piña al lado. La piña está cocida en un sirope de especias lo cual le deja un sabor refrescante que se con bizcocho de vainilla. Si quieren más frescura pues está sorbete de piña con coco rallado. ¿Para qué más? Ojo que también ofrecen brownies veganos. Sí, existen y son muy buenos. Ya ven a qué punto estoy convencido. 

Me voy feliz de la vida de Seitan Urban Bistro. Alguna vez  tenía que encontrar una propuesta que no se limite a cumplir normas de cocina vegana sino que me deje satisfecho y con una sonrisa en la boca. Con un mes en el mercado la propuesta está en pleno desarrollo pero con los restauradores pendientes de los detalles. Basta un ejemplo, a mi lado estaba una pareja hindú que ordenó los platos en versión extra-picante a lo que el chef accedió haciendo uso de toda su batería de especias. Fui testigo porque la cocina está a la vista del público, detalle al que muchos restaurantes no se atreven. ¡A ver pues!



Actualización 01.12.16
Tengo por costumbre revisar el Instagram de varios chefs para enterarme de los restaurantes que visitan y también de las pruebas de platos que hacen. Hace algunas semanas vi que uno de ellos había colgado una foto que me dejó atónito. Ante mi comentario de “shut up and take my money” su respuesta fue invitarme para conocer un adelanto de su nueva carta. Esta es la historia.

Carpaccio de beterraga
Saliendo de mi oficina a una hora prudente llego a Miraflores feliz y relajado de la vida. El tráfico es una molestia insufrible pero he dejado el carro en una playa y disfruto caminar a mi libre albedrío. Cuando llego al local de Seitán Urban Bistro me alegra ver que ya les dieron el OK para la ampliación. En verano esa terraza va a ser un éxito.

Empieza mi jornada con un candidato firme a estar en la lista de los mejores platos del año. El protagonista es el tomate silvestre de Supe, cuya frescura juega en pared con una emulsión vegana de arúgula y termina redondeándose con un twist de pistachos tostados. El crouton es lo justo para acompañar los sabores aunque la verdad se disfruta tal cual llega a la mesa. Yo prescindí de la porción de pan que me ofrecieron para acompañarlo. El carpaccio de beterraga sigue la misma tendencia. Debo confesar que este tubérculo me persigue desde mi infancia cuando me lo servían en una ensalada de verduras cocidas hasta que su sabor dulzón terminó agobiándome. Pero acá tenemos unas finas rodajas de beterraga "raw" con un correcto aliño de aceite de oliva y queso de almendras.. Yo me aventuro probando la rodaja tal cual para descubrir el verdadero sabor de este tubérculo. Aprobado, aunque el reto es que el aliño sea parejo en toda la porción. Me inclino más por la versión con espinaca bebé, aunque también me dieron la opción de probarla con arúgula.

Tomate silvestre. Sahofan vegano.
Cremoso de quinua. Declinación de zapallos.
Es el turno de los platos de fondo y comenzamos con el que he estado esperado toda la semana: el sahofan vegano. La textura de la pasta es óptima, la juliana de vegetales y los hongos llegan en su punto más un aderezo de miso que integra todos los ingredientes ¿Habrá superado al Chifa Titi, mi eterno favorito? hay que ser mezquino para hacer esa comparación, aunque si este plato tuviera un paso por wok alcanzaría niveles épicos. Sigue un cremoso de tres quinuas, plato muy conocido en los restaurantes veganos pero acá adquiere otra dimensión con los portobellos glaseados y los espárragos en dos textura. El último plato es una declinación de zapallos que viene en forma de un puré de macre y de triángulos de loche crocante. La idea es sencilla pero bien ejecutada y me deja buen sabor de boca. El toque fresco se lo da una correcta ensalada de zuccini crudo. Increíble, han logrado convencerme de probar verduras que antes veía de muy lejos.

Higos con crema de queso.
El postre es una de las creaciones más eclécticas que he visto en lo que va del año. Higos frescos con crema de queso de almendras y crumble de panela. Hasta ahí no hay novedad, total queso y frutas es una combinación que ya he probado antes. Pero el as bajo la manga del chef es la salsa de ajo negro. Este ingrediente es el ajo que luego de un largo proceso adquiere una textura caramelizada y un sabor dulce con toques de balsámico. Combinar todos los ingredientes en un bocado causan una revolución en el paladar. Para consumir este postre hay que tener la mente abierta a nuevos sabores, pero una vez que lo prueben no hay marcha atrás.

Seitán Urban Bistro me deja con excelente sabor de boca y con la gran satisfacción de ver como el chef responsable está avanzando a paso rápido y seguro. El mercado de lo saludable a veces transita por rutas confusas buscando obtener de cualquier manera rótulos innecesarios olvidándose que lo más importante es la satisfacción del cliente.


Ya lo saben, si trabajan por Miraflores cuentan con una opción saludable a la hora de almorzar. Si como yo, trabajan un poquito más lejos, siempre tendrán la noche o los fines de semana para iniciarse en el mundo de lo vegano. ¡Ah! Y antes que me lo pregunten seitán es una manera de preparar "carne vegetal" con gluten de trigo. ¿Me da un kilo para llevar?

Seitán Urban Bistro queda en Alfonso Ugarte 150, Miraflores.
Almuerzo: Lunes a sábado de 12:00 a 16:00. 
Cena: Miércoles a sábado de 19.30 a 22.30.
Ticket promedio: S/.30.00 por persona.
Teléfono: 340-5077
Estacionamiento: No. Pero en la avenida Ricardo Palma hay varias playas.
Volvería: De hecho. Quiero ver como evoluciona la propuesta.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Yume (De como los sueños se hacen realidad)

En un mercado asediado por barras libres de costo fijo y sobrevaluadas propuestas de "lounge", abrir un restaurante nikkei es un tiro de largo alcance. Lastimosamente el público peruano aún es presa fácil de una zona de comodidad donde lo único que importa es cuantos rolls se pueden comer por un precio ínfimo y la calidad es poco menos que una leyenda urbana.

Felizmente existen propuestas como Yume, sushi bar libre donde los responsables han dado rienda suelta a su creatividad sin miedo a la fusión utilizando los insumos más frescos. A pocas semanas de abrir sus puertas la curiosidad fue el vector decisivo que me motivó a visitarlos. Es relevante indicar que las fotos muestran porciones para degustar, puedo comer bastante pero tampoco es bueno exagerar.

Shiromi Chill. Tako Chalako
Degustación de nigiris. Taco Katsuo
La aventura empieza con un Shiromi Chill, tiradito de la casa con leche de tigre de rocoto, cubos de palta y ajonjolí. Funciona bien al primer bocado con esa leche de tigre ligera  que no deja en segundo plano al pescado. Sin embargo deben manejar con prudencia el rocoto carretillero, un descuido y el picante asumirá un protagonismo indeseado. Continuo con un tako chalako, pulpo flambeado en salsa ponzu y chalaquita. El sabor a brasa se complementa con los demás ingredientes, además el pulpo ha sido trabajado prolijamente para lograr la mejor textura.

Tal parece que habían estudiado mis gustos con anticipación porque me trajeron una tabla-degustación de nigiris. Me quedo con el de conchitas parme que, tal como su nombre lo dice, es un nigiri de conchas de Pisco con queso parmesano y mantequilla gratinado con soplete, la típica entrada de cebichería convertida en un nigiri. El tuna power presenta un corte de atún flambeado servido con ají amarillo y chalaquita, un recurso repetido pero que funciona y me sigue dejando excelente sabor de boca. El taco katsuo sobrepasa mis expectativas. Técnicamente vendría a ser un taco de tartare de bonito pero las definiciones quedan en segundo plano. Estupendo, la crema de palta se complementa con el sabor del bonito y el kiuri aporta frescura y un agradable toque crocante.

Ebiten. Yume wings.
Parri Maki. Yume maki.
Seguimos con un tempura de langostinos donde no hay puntos medios. Si el empanizado es crocante y firme y el langostino no ha sufrido con el punto de cocción, sólo merecen comentarios positivos. Las Yume Wings son el piqueo que hace mucho tiempo deseaba encontrar. Alitas crocantes y jugosas, que vienen en dos sabores: dulce y picante. Ustedes escojan su favorita pero yo no desperdicié ni una sola brizna de carne. Como no tengo una cerveza artesanal al costado...

Llega el turno de los makis. Antes que me lo pregunten, tienen acevichado en la carta, pero no voy a ser tan cómodo de ordenar algo que sirven por doquier. Comenzamos con el Yume Maki con la típica estructura de langostino empanizado-palta pero cubierto de finos cortes de conchas de abanico. Los insumos están bien presentados pero a clave está en la leche de tigre, una receta de la casa más consistente, y el toque de togarashi que le da alegría en cada bocado. Sigue el parri maki con langostino empanizado, queso crema, espárrago cubierto de atún sellado en chimichurri de pimiento. Correcto y bien trabajado, se nota que dominan los tiempos de cocción.

Katsudon
Sólo de puro novelero ordeno un donburi (en japonés: cuenco) plato típico de Japón que se resume en una mezcla de arroz, verduras y un corte de carne. Es un plato divertido porque en cada cucharada hay que tratar de llevar un poco de todo a la boca. Me quedo con el clavo de probar las otras variedades.

Estaba más que satisfecho con todos los platos pero habían reservado una sorpresa muy grata para el final: ¡helados artesanales! Sí, no es necesario tener una carta de postres con té verde para impresionarme. Suficiente con estos helados de buena calidad para finalizar una experiencia redonda. Son tres sabores: sorbete de lychee, efectivo para limpiar el paladar, cacao norteño, un chocolate dark muy intenso y plátano maleño, un sabor poco común pero que combina perfecto con el chocolate. 

Me retiro muy feliz de Yume. La carta de tres página pareciera concisa pero si la revisan con paciencia encontrarán platos que no son comunes en un sushi bar. Y ese es su mayor activo, brindar una alternativa para las personas que no asociamos comida nikkei sólo con makis o ramen. Valoro mucho la creatividad que han puesto en cada plato, la marca personal que denota un trabajo bien hecho. De mi parte, espérenme pronto que ya vuelvo.

Yume queda en Av. Benavides 4893, Surco.
Teléfono: 621-3348
Precios: Entradas S/.21.00 - 24.00, Makis S/.28.00 (10 piezas), Nigiris S/.12.00 (2 piezas) Fondos S/.24.00-28.00. Donburis S/.28.00

Estacionamiento: Limitado, con vigilancia.
Volvería: Sí. Todavía hay otros platos por descubrir en la carta.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Buenos Aires (Me sabe a chocolate)

Vasalissa
Bienvenidos al paraíso de los amantes del chocolate.

Una amiga que vive en Buenos Aires me dijo: "Si vas a Vasalissa prepárate para dejar la vida". Con esa frase imaginé que la chocolatería era tan buena que me quedaría a vivir ahí pero luego me di cuenta que se refería a los precios. No negaré que en la primera visita mi magro presupuesto me aconsejó retirarme con las manos vacías pero hubiera sido ingenuo llegar tan lejos y no comprar nada. Para algo existen las tarjetas de crédito, ¿no?

Basta una mirada a la vitrina para deducir que este local brinda una propuesta diferenciada. El ambiente me hace recordar a una joyería y si hablara de la atención del personal, pues denota una cortesía muy bien aprendida, más no impostada. Además están preparados para hacer recomendaciones y responder cualquier consulta que uno tenga. Y si habláramos de los productos es difícil resumirlo en un párrafo: bombones con cacao de origen, barritas de chocolate, esculturas de chocolate, macarrones y no paro de contar. El cacao que viene de diversas partes del mundo (Ecuador, Venezuela, Papúa Nueva Guinea, Perú) es el insumo principal para sus creaciones.



Fue durante mi último viaje cuando descubrí que habían desarrollado una línea de paletas heladas. La de crema americana es reducción de leche y crema con un toque de vainilla, un lujo que me recuerda a lo que alguna vez fue el "Jet" antes de convertirse en un producto industrial lleno de saborizantes y colorantes.  Pero la que más disfruté fue la de frambuesa cubierta de chocolate amargo. Ya conocen la letanía de siempre: Chocolate amargo y frutos del bosque son un matrimonio para toda la vida. 

Si visitan Vasalissa es recomendable separar un presupuesto aparte. Los precios van de acuerdo a una propuesta de elaboración artesanal con insumos de alta calidad y una presentación exquisita. Para mí, lo mejor de Buenos Aires.

Visiten su web www.vasalissa.com para mayor información sobre sus locales.
Recomendación: Las cajas con bombones con cacao de origen y las esculturas de chocolate. Si el presupuesto es limitado, las barritas de chocolate son una excelente alternativa.

Rapa Nui 
Si les dijera que estuve alojado a dos cuadras de esta chocolatería.

"Rapa Nui nace en la tienda de chocolates que abrió la familia Fenoglio en Turín, Italia en el año 1939. La posterior inmigración a Bariloche y la venta de la marca con su nombre a una trasnacional los motivó a iniciar un nuevo emprendimiento. Desde 1996 Diego Fenoglio lanza Rapa Nui". Así cuenta la historia de esta conocida marca de chocolates artesanales a la que llegué por recomendación de mi amiga Katia Document. Nunca le agradecí tanto un dato.

Curiosidades de la vida, cuando entro a Rapa Nui lo primero que veo es la vitrina de helados artesanales, donde cada uno se ve mejor que el otro. Es difícil recomendar un sabor aunque yo diría que cualquiera que lleve frutos del bosque le va perfecto al chocolate amargo. Ojo que aquí no los sirven al estilo peruano de una o dos bolas, sólo se elige el tamaño de la porción y uno puede combinar los sabores al gusto. 

En la siguiente vitrina exhiben su colección de bombones. No tendrán la elegancia de Vasalissa pero no se quedan atrás en cuestión de variedad. El bombón de mousse de frambuesa donde el ácido y el amargo del chocolate son una combinación ideal, la naranjita bañada en chocolate amargo (lleven una caja de estas), y el de tiramisú son los que más me gustaron. Ojo que su fuerte son los bombones con cobertura de leche, para los fans del chocolate bitter (me incluyo) no había mucho que escoger.

Para terminar está la exhibición de barras con cacao de origen y paquetes de chocolates, incluso la clásica tapita de chocolate para preparar un submarino. No pierdan de vista los ositos rellenos de dulce de leche, el regalo más tierno para la persona que quieren. Y antes que me olvide, tienen que comprar un paquete de Franui, frambuesas frescas de Bariloche bañadas en chocolate blanco y de leche. Cuando las prueben me lo agradecerán toda la vida. 

Rapa Nui queda en Arenales 2302, Recoleta, Buenos Aires.
Recomendación: La caja de bombones al peso y no dejen de probar los helados.

Abuela Goye
La mejor respuesta a ¿Qué me trajiste de tu viaje?

Hace algunos años viajé a Buenos Aires para tomar una capacitación profesional en la empresa que donde laboraba. Cuando llegué al cuarto del hotel en el velador había un obsequio de bienvenida, una lata grande de chocolates de Abuela Goye. No tenía mayor referencia de la marca y recibí el obsequio con dudas, pero bastó probar un bombón para aceptar que esa lata no regresaría intacta a Lima.

Abuela Goye es una marca argentina con 30 años de historia. Según su web "nace de una familia de inmigrantes suizos que llegaron a la región hacia 1860 y fundaron lo que hoy se conoce como Colonia Suiza, ubicada a unos 25 kilómetros de la ciudad de San Carlos de Bariloche en la Patagonia Argentina" Los conocimientos propios de pastelería y chocolatería se fusionaron con otras técnicas así como la disponibilidad de insumos frescos de la zona para crear esta marca. Su mayor cualidad es que las recetas originales se mantienen desde la elección de los insumos hasta el acabado final.

De todos sus productos yo me quedo con los mini-alfajores que vienen rellenos de gran variedad de ingredientes naturales, incluso tienen uno hecho con rosa mosqueta. La ventaja es que así uno puede calmar el antojo sin empalagarse rápido. No hay que ser muy exigente para darse cuenta que el sabor del dulce de leche es muy intenso y cansa rápido. Un dato final, busquen la caja con cacao en dos texturas para elaborar chocolate de taza. No tienen pierde. 

Para ubicar la tienda más cercana pueden visitar la web www.abuelagoye.com
Recomendación: Como souvenir es perfecto. Tienen cajas de mini alfajores y latitas pequeñas de bombones. Ideal como regalo para los compañeros de oficina.


Mamushka
Nuevamente la Providencia colabora conmigo.

Estaba caminando por el Recoleta Mall en busca del stand de alfajores Cachafaz (para mi gusto los mejores que se pueden encontrar en Buenos Aires) cuando mi amiga me dice: "Por acá hay una tienda de chocolates que me han recomendado". Sí, claro. ¿Una chocolatería en Buenos que no conozca? Cuando llegamos a la tienda y vio mi expresión de asombro su sonrisa lo dijo todo: ¿Ya ves que tenía razón, blogger sabelotodo?

Mamushka, originaria de Bariloche, es una empresa que existe desde el año 1989. Como todas las demás marcas del rubro hacen hincapié en la fabricación artesanal de sus productos, motivo principal para que no me retire con las manos vacías aunque  la verdad nunca se me hizo más difícil elegir qué llevar. ¿Animalitos? ¿Bombones? ¿La muñeca rusa rellena de chocolates? 

Mi intención era comprar algo diferente a lo que ofrecían las demás chocolaterías y al final me decidí por las barritas rellenas. Escogí la opción al peso y me divertí eligiendo un poco de todo: dulce de leche, frutos del bosque, crema de licor, sabayón. Si bien inicialmente pensé que alguna buena debía tocarme, al final me di cuenta que había pecado de escéptico. Cada una era mejor que la anterior y terminé devorando solo el contenido de la cajita de marras. ¿Qué les puedo decir? Si van a Mamushka escoger qué llevar será una historia sin fin.

Mamushka queda en Recoleta Mall, Vicente López 2050, Buenos Aires.
Recomendación: Las barritas rellenas son realmente adictivas pero tienen presentaciones de otros productos que son ideales para regalar.  

lunes, 14 de noviembre de 2016

Buenos Aires (Sólo para carnívoros)

La Cabaña
Me acuerdo que una amiga me recomendó este restaurante en primer viaje a Buenos Aires. Pequeño detalle, eso fue hace ya hace cuatro años.

Provoleta. Degustación de empanadas.
Ensalada de la casa. Ojo del Rey
Estoy de vuelta en La Cabaña. Aún tengo en mente cuando disfruté dos estupendos cortes de carne: colita de cuadril y picaña. Eso sí, tenía claro que en cuestiones de (papas) fritas nadie puede superar a los peruanos.

Mi jornada empieza con una degustación de empanadas fritas que llegan crujientes a la mesa y con un generoso relleno que no tiene  nada que ver con el sofrito de ajo y cebolla limeño. Ordeno la provoleta sólo para sacarme el clavo y comparar con la de Lima, aunque no hay ciencia en un molde de queso a la parrilla. Para los fondos decidí satisfacer un antojo y, malhaya sea, hacerle caso al mozo aceptando su recomendación de ordenar el ojo del rey de 800 gramos. Sucede lo impensable, trás 45 minutos de espera la carne llega pasada de cocción y no hay forma de arreglarla. Trato de ver el vaso medio lleno buscando aquellas partes rescatables pero ni con esas, el corte está lleno de nervio y es difícil encontrar algo comestible. 

Me retiro malhumorado del local y decido caminar por los alrededores para olvidar la experiencia. Cuando paso delante de La Cabaña veo que está reventando de gente. Ahora entiendo por qué.

La Cabaña queda en Alicia Moreau de Justo 380, Buenos Aires.


Cabaña Las Lilas
Cuando uno participa de almuerzos grupales es difícil evaluar un restaurante. Peor aún si los comensales son compañeros de trabajo porque es una situación incongruente con mi oficio de blogger. 

Panes de la casa. Entradas frías.
¡Carne al punto!. Degustación de postres.
Esta situación fue la que se dio en Cabaña Las Lilas. Participaba de una cena para clausurar un entrenamiento regional y el menú estaba definido con anticipación. Lo único que me dieron a escoger fue el plato de fondo que, obvio, debía ser un corte de la casa.

Empieza la aventura con una canastilla de panes que, tal como en otros restaurantes argentinos, llegan fríos a la mesa. Vamos, una pasadita por el horno sería suficiente para mejorar esa horrenda textura ligosa. Las entradas siguen el mismo tenor, aunque en este caso no incomoda tanto. Suficiente con los champiñones a la brasa como abreboca. Pero es cuando llega la carne que la situación cambia radicalmente. Carne sellada a la perfección, jugosa y al punto, con todos los sabores intactos, superando las expectativas que tenía. Las papas están demás, tampoco eran gran cosa, pero igual se hizo extrañar una buena ensalada parrillera. La jornada termina con una degustación de postrecitos donde el dulce de leche, para variar, juega un papel fundamental. Que manía con el ingrediente de marras.

Cabe indicar que el local es inmenso y no éramos el único grupo que había escogido el mismo sitio para una celebración. Al menos el personal de salón respondió oportunamenrte y no hubieron errores en la atención. Como para tomarlo en cuenta en mi siguiente viaje.

Cabaña Las Lilas queda en Alicia Moreau De Justo 516 Capital Federal


Cara Negra
La Providencia a veces se pone de mi parte y me guía hacia la felicidad. No hay otra explicación para haber encontrado este restaurante.

Logo del restaurante. Cortesía de la casa.
Milanesa de cordero. Pasta con ragú de cordero.
En el camino de regreso a mi alojamiento, luego de haber comido un helado en Rapa Nui, siempre pasaba por este restaurante pero no le hacía mucho caso. Hasta que una noche cuando la lluvia no me dejaba caminar más de dos cuadras a la redonda me animé a cruzar la puerta. Pequeño detallle, en horario de cena sólo ofrecen una carta reducida donde la estrella es el cordero.

Sorpresa, de cortesía me traen pan con salsa de tomate casera. Es inevitable evocar a mi madre terminando de cocinar el asado y yo aprovechando el menor descuido para sumergir un trozo de pan francés y averiguar a qué sabe el cielo.¿Quién necesita manteca con algo tan sabroso en mesa?

Comienza mi cena con una milanesa de cordero. Sufrí estoicamente durante toda la semana para encontrar una que valiera la pena y esta se merece todos mis elogios. La ejecución es óptima, crujiente por fuera, jugosa por dentro y la ensalada de acompañamiento es todo lo que necesita. Sin embargo las palmas de las lleva la pasta con ragú de cordero. El resultado de una larga cocción se traduce en un sabor intenso y una textura consistente. Yo hubiera comido esa pasta sola tal cual pero los trozos de cordero se deshacen apenas les hinco el tenedor. Un éxito.

Si ustedes están por la zona de Recoleta dénse una vuelta por este restaurante para disfrutar buenos platos. Obligatorio llevar un buen malbec y mejor sí es de Familia Zuccardi.

Cara Negra queda en Azcuénaga 1228, Recoleta.


La Rienda
Este post quedará para el recuerdo porque este restaurante ya cerró sus puertas.

Vista del local.  Mozzarella en carroza.
Carne a la parrilla. Choripan,
En la última etapa del viaje sólo quería escapar de los restaurantes turísticos. Caminando por la zona llegué a un local que me recordó a Las Canastas en sus mejores épocas, cuando aún no habían pensado en convertirse en franquicia. Vamos, todo no tiene que ser Angus Beef para disfrutar la vida.

Entro al restaurante y encuentro un ambiente sencillo pero acogedor. Cuando me traen la carta me saca de cuadro encontrar una mozzarella en carroza como entrada. Venga  a la mesa no más, el empanizado no se desprende y el interior está deliciosamente ligoso Continuo con un choripan argentino, nada que ver con esos chorizos recocidos que solían vender en los supermercados. En un pan crocante que no tiene nada que envidiarle a nuestro francés. El corte de carne que ordeno llega al punto. El acompañamiento no me devuelve la fe en el mundo pero qué le vamos a hacer, la estrella es la carne y no queda más que agregar. La experiencia no es óptima pero si satisfactoria, suficiente para que regrese al hotel feliz de la vida.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Berlín 536 (Healthy mode ON!)

Fachada del local
Siempre me acuerdo de la epoca cuando trabajaba por Miraflores, a pocos metros de la avenida Comandante Espinar. Tiempos difíciles para mí, no sólo por el magro presupuesto que manejaba, sino por la reducida oferta gastronómica que había para la gente de oficina. Además de restaurantes de menú (con refresco y ají de la casa), chifas de dudosa calidad y el food court de un supermercado no había mucho que escoger si uno buscaba algo comfortable. Peor aún si uno requería de una dieta especial por motivos de salud, el único camino posible era la resignación. En mi caso no tenía más remedio que levantarme temprano en la mañana para hacer mi lonchera. Felizmente los tiempos han cambiado y ahora no es necesario ir muy lejos para encontrar todo tipo de opciones.

Laboratorio de ensaladas
Berlín 536 abre sus puertas con una propuesta de comida saludable donde el "do-it-yourself" es su mayor activo. La idea ya se ha puesto antes en práctica (¿Se acuerdan de la desaparecida DYS?) pero aquí la aplican con ciertas variaciones. Se parte con una base de hojas (lechugas, espinaca o mezclum) o carbohidratos (Pasta, menestras, tubérculos) para luego agregar cuatro ingredientes al gusto del cliente y, finalmente, complementarla con una proteína y un queso. La aventura termina con seis tipos diferentes de aliños hechos en casa para sazonar la ensalada. ¿Sencillo, no? La buena noticia es que por un costo adicional se puede agregar un topping o proteína premium para hacer la ensalada más consistente aunque ya depende del gusto de cada uno.

No soy el experto en ensaladas así que elijo al azar los ingredientes, manteniendo el atún como proteína base. Alguien me dirá que no hay ciencia en armar una ensalada pero la clave de este local es garantizar la frescura absoluta de los insumos. No hay secretos, los insumos y la cocina están a la vista del cliente. Ambas combinaciones resultan más sabrosas de lo que había esperado. ¡Ajá! La gran diferencia con la ensalada que hago en casa son los aliños. El de honey mustard me deja buen sabor de boca pero el de rocoto con fresas se lleva las palmas porque han sabido manejar el picante con sutileza. 

Portobellos en fajita. Lomo saltado de Vale.
"Ensaladas del blogger"
Pero como no sólo de ensaladas vive el blogger regreso el fin de semana para evaluar otras opciones de carta. Empiezo con los portobellos en fajita. Sí, los lectores antiguos del blog sabrán que muero por los hongos en todas sus variedades. Estos portobellos vienen rellenos de un picadillo de champiñones, frijol negro y choclo, todo gratinado con queso paria, simple pero efectivo. Un bocado basta para hacerme sonreír y me pregunto qué tal funcionaría durante un after-office como acompañamiento de una cerveza artesanal. Sigo con un lomo saltado de Vale. OK, si alguien se espanta al ver un lomo saltado sin papas fritas, yo le diría que es tiempo de pensar fuera de la caja. La carne viene en el término correcto y con el toque de wok preciso. El arroz integral es el contrapunto ideal a los sabores intensos del saltado. Termino con una hamburguesa vegetariana de garbanzos, que merece algunos ajustes en cuanto a la ejecución y presentación para estar a la altura de las que ofrece la competencia, que no es poca. 

Berlin 536 es un restaurante donde me siento como pez en el agua. Su propuesta de ensaladas es fácil de entender y tan flexible que uno puede adecuarla al gusto o las necesidades nutricionales. Sin embargo considero que la clave está en esos aliños caseros, el twist preciso para hacer de una comida saludable también muy sabrosa y eso es algo que no muchos restaurantes logran. Me verán volver, más pronto de lo que imaginan.

Berlín 536 queda en calle Berlín 536, Miraflores.
Horario: Lunes a martes 08.00 a 17.00. Miércoles a sábado 08.00 a 22.00
Ticket promedio: Ensaladas S/.15.00 - S/.19.00.  Fondos S/.16.00 - S/.25.00
Volvería: Sí, es una muy buena alternativa de comida saludable.