jueves, 4 de diciembre de 2014

Chicago IV: La derrota del blogger.

En la historia del blog no hay muchos restaurantes que puedan presumir de haberme derrotado. Hace mucho que perdí la (mala) costumbre de comer en exceso e incluso cuando asisto a un buffet mi estrategia invariable es servirme porciones pequeñas en cada estación para evaluar adecuadamente el conjunto. Aún recuerdo cuando en un buffet de comida china dejé impresionados a mis compañeros de trabajo que vieron como no paraba de servirme un plato tras otro mientras ellos ni siquiera pudieron llegar al postre. Vamos chicos, si es muy sencillo, nunca se sirvan arroz chaufa a raudales o se llenarán de inmediato.

Fachada del restaurante
Una amiga me recomendó que apenas pise Chicago visitara cualquier local de Cheesecake Factory. La verdad no soy fanático de este postre por lo difícil que es encontrar uno medianamente aceptable en Lima. Sin embargo cuando entré al local y vi una vitrina con incontables variantes de cheesecake fue imposible resistirme a ordenar una porción. ("To go, please")

Cheesecake Factory es un cadena con más de 30 años de existencia. Lo que comenzó como un negocio casero se ha extendido a lo largo de todo Estados Unidos con más de 170 locales y que representa una gran historia de éxito. Mejor aún, todos los locales son propiedad de la compañía y no existen franquicias. Pero todavía hay más que contar. Entre sus valores está el respeto máximo a sus insumos. La comida que sirven está preparada con ingredientes de máxima calidad y que son adquiridos directamente al productor. Todo un ejemplo de como crecer manteniendo el amor al producto y no a los famosos "costos". ¿Ya ven que sí se puede señores restauranteros del Perú?

Buffalo burguer
Cuando abro la carta me encuentro con una amplísima variedad de platos de comida americana. Me voy a lo seguro y pido una buffalo burguer, clásica hamburguesa hecha con carne Angus Beef. Aunque por fuera se ve tostada el punto de cocción es el adecuados y por fin (¡por fin!) encuentro una hamburguesa preparada a mi gusto, rosada y jugosa manteniendo todos sus sabores. Confieso que no le presté mucha atención a los aros de cebolla y al aderezo de blue cheese, es que no los necesitaba. Pero las papas fueron una cuestión aparte. Sin embargo las papas fueron lo más delicioso. No serán amarillas o nativas pero estaban bien fritas y eso es lo que cuenta. Y si hablara del ketchup no terminaría esta reseña. Que lujo. Vale la pena hacerlo notar, fíjense como las papitas vienen en una lata ¿No se les hace conocido? Es la misma moda de Juicy Lucy, Papacho's y otras nuevas hamburgueserías. Ahora ya saben de donde viene.

Cajun Chicken Littles
Pedí los Cajun Chicken Littles pensando vagamente en el chicharrón de pollo del Titi pero fue pecar de optimismo. A la mesa llegí un plato, no, una fuente de trozos de pechuga empanizados y fritos acompañados de puré de papa y choclito succotash. Nuevamente el plato destaca por la sazón correcta del pollo al punto que ni toqué los aderezos de acompañamiento. Y si hablara de la cocción, los trozos estaban crocantísimos por fuera y jugosos por dentro. No pondré etiquetas pero tranquilamente podría decir que fue uno de los mejores platos que comí en Chicago. Suficiente con la foto para que se hagan una idea por qué no pude terminarlo. Así que los peruanos comían mucho ¿No?

Pit Beef Deep
Como las veces anteriores había sido impunemente derrotado por los platos de fondo esta vez preferí elegir un sándwich. El Pit Beef Deep es un ciabatta inmenso con carne a la parrilla coronado con queso fontina derretido y cebollas caramelizadas. Digamos que no existe combinación más afortunada pero la vuelta de tuerca definitiva es el pocillo de au jus, una reducción de la salsa de cocción, que sirve para remojar el pan (Perdón Frieda Holler). Lo hice sólo por probar porque la carne se defendía sola pero confieso que no pudo quedar mejor. Por la misma razón me serví un toque del rábano picante aunque no fue de mi preferencia por el sabor tan penetrante que tiene. Odiosas comparaciones pero que tal diferencia con los sándwiches peruanos a los que le ponen "todas las cremas".
 
Vista de la vitrina
Cuando llegue a la parte del postre me dejé guiar por el instinto. Primero con el Godiva Chocolate, un postre que desde la vitrina me llamaba gritos para que lo ordene. A ver, un cake sin harina hecho de puro chocolate Godiva, una capa de cheesecake de chocolate y otra de mousse de chocolate. ¿Es demasiado? No lo creo, pero es recomendable sólo para los chocolateros más acérrimos. La referencia más cercana que encuentro en Lima es la torta de trufa de Schmidt Deli.  Sigo con el Mango Key Lime porque es mi fruta favorita y la base hecha con macarrón de vaininlla y coco puede dejar a los más exigentes con la boca abierta. Descarto el Heshey's Chocolate Bar porque a diferencia del Godiva el sabor no es intenso sino empalagoso. Quizá las chispas de chocolate en la corteza no ayudan mucho a que pueda terminarlo No criticaré los gustos americanos por las barras de chocolate, al final es sólo eso: un gusto diferente y que, lamentablemente, no va conmigo.

Si van a Cheesecake Factory les dejo algunas recomendaciones. Primero, vayan con paciencia. Las tres veces que lo visité el salón estaba repleto y había una larga fila de personas esperando. Como no aceptan reservas hay que dar el nombre a la anfitriona y resignarse a que les diga con su mejor sonrisa "Forty five minutes". Segundo, lo más recomendable es compartir los platos. No exagero al decirles que tranquilamente pueden comer tres personas de un plato de fondo. En todas mis visitas siempre sobró comida y tuve que pedirla para llevar. Tercero, vayan en grupo para que puedan probar diversas variedades de cheesecakes. Si van solos por más esfuerzos que hagan no pasarán siquiera de la mitad. En fin, el blogger es muy mal perdedor pero a veces las derrotas tienen un sabor muy dulce.

The Cheesecake Factory queda en Michigan Avenue 875. 
En plena Magnificent Mile y en el primer nivel de la Hancock Tower. Mejor ubicación, imposible.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Espero poder visitar alguno de sus locales en mi próximo viaje a EE.UU., por ahora sin fecha.