jueves, 30 de octubre de 2008

El Grifo II (Ardiente paciencia)

Actualización 25.10.13 
¡Como cambian algunos restaurantes! Cuando leo este post y veo ese local de marras en el Centro Comercial del Jockey Plaza que lleva el nombre de El Grifo pienso si realmente vale la pena crecer tanto con tu negocio. 

Tacu-tacu con lomo saltado
Tuve la suerte de que en la empresa donde trabajo me dieran un día libre. Mi voz interior me dijo: ¡Día viernes! ¡Panqueques en El Grifo! No lo pensé dos veces y de inmediato planeé un almuerzo en este lejano restaurante. Una leve imprecisión ocasionó que llegue después de la una y encontré el local invadido por una horda de hambrientos clientes esperando que se desocupe una mesa. La paciencia es uno de mis defectos pero con el tiempo he aprendido que en cuestiones de comida vale la pena esperar. Aunque no mucho. 

Esta vez vine decidido a romper la costumbre de pedir fetuchinis a la huancaína con lomo. No estaba tampoco con ánimos de arriesgarme con alguno de sus platos estilo fusión así que fui a lo seguro: Tacu Tacu con lomo saltado. En la carta lo definen como “nuestro insuperable tacu tacu” y les aseguro que se quedan cortos. Estuvo extraordinario. Cumplía con la condición elemental de tener esa textura armada y crocante. Además mezclada con los jugos del lomo saltado, me supo a gloria. El saltado tenía buen sabor pero se les pasó un poco el punto de cocción de la carne. 

Tres leches clásico
Para redondear la comida pedí un postre diferente a los legendarios panqueques. Tres leches en dos variedades: clásico y de chocolate. El tres leches de chocolate fue toda una novedad pues vino acompañado de coulis de fresa, ganache de chocolate y manjarblanco. La mezcla de sabores es perfecta. El tres leches clásico no estaba suficientemente remojado para mi gusto pero la presentación es verdaderamente de lujo. Se han tomado el trabajo de reinventar este postre y ese un gran mérito. También hay en la carta un tres leches encanelado pero me pareció muy gracioso que la mesera me indique con un movimiento de cabeza que “no pasa nada con ese postre". Da Como para pensar. ¿Por qué el personal no creería en lo que está vendiendo?

Nuevamente les dejo la recomendación de llegar antes de las una y con un grupo máximo de cuatro personas. De lo contrario se arriesgan a poner a prueba su paciencia (y la de sus acompañantes) lo que en horas de almuerzo no es buena idea. Hay mucho más que decir acerca de El Grifo pero eso será motivo de otro post. 

El Grifo queda en Av. Oscar Benavides 2703, Lima.
Volvería: No. Prefiero quedarme con los buenos recuerdos.

lunes, 27 de octubre de 2008

Chiclayo IV (Tan lejos, tan cerca)

Hace mucho recuerdo que junto a una amiga iniciamos la búsqueda del mejor brownie de Lima. Probamos diversas marcas (incluso uno llamado Brownie X) y variedades pero no llegamos a un veredicto satisfactorio pues al comprarlo ya envasado perdía muchas de sus cualidades. Me pregunto cuántas marcas pueden decir con total honestidad que venden un producto que a pesar del empaque se mantiene fresco. Puedo mencionar una sin temor a equivocarme: King Kong San Roque, para mí lo mejor de Chiclayo.

A diferencia de otras marcas este King Kong viene en un empaque sellado al vacío lo que garantiza su frescura. La galleta es suave, la mermelada es dulce pero no empalaga y el generoso relleno no tiene competencia. He perdido la costumbre de usar etiquetas pero no hay mucho que agregar cuando se habla del mejor king kong. Suficiente con decir que los dos paquetes que compré no sobrevivieron más de 72 horas. Además les recomiendo que prueben las galletas paciencia. Son unas galletas dulces crocantes con un toque de aroma a naranja y que combinarán a la perfección con helado de chocolate belga.

La fábrica de King Kong San Roque queda en Panamericana Norte Km. 180, Lambayeque. En Lima pueden encontrarlo en cualquier supermercado.

lunes, 20 de octubre de 2008

Chiclayo III (Cena chatarra)

Después de un largo tour recorriendo museos y zonas arqueológicas sólo quería darme un buen baño y echarme a dormir. Puedo ser muy exquisito en mis comidas pero cuando el sueño apremia hago concesiones, algo que siempre termino lamentando. Como sólo quería comer algo rápido y ligero fui al Real Plaza, un mall de los que tanto abundan ahora en provincias, pues con varias opciones a disposición ahí sería más sencillo escoger . 

Vista del patio de comidas
Me decidí por un local llamado Manos Norteñas que ofrecía sándwiches de pavo, lechón y asado. Iba con expectativas bajas pues quién no sabe preparar un sándwich de este tipo. No es muy difícil cortar las tajadas de carne, calentarlas con el jugo del horneado y servirlas dentro de un pan francés acompañándolo de todas las salsas posibles. Sin embargo, parece que a veces es mucho pedir algo tan simple. Ordené un par de jugos, una humita y un sándwich de lechón. Lo que me llamó la atención fue que cuando pedí salsas me dijeron que no estaban incluidas en el costo. No me afecta pagar algo adicional si quiero comer un sándwich a mi gusto pero la dependiente afirmó que por mi salud (¿?) no era bueno mezclar tantas salsas y sólo le pondría ají al sándwich. 

Sándwich de lechón, humita y jugo surtido.
Esto si me sacó de cuadro. Hubiera preferido que me diga que no tenía nada más para echar al sándwich en lugar de hacer una parodia de Bien de Salud intentando cambiar mis hábitos alimenticios. Al final el sándwich se ganó el record a la carne de cerdo más dura que he probado en mi vida. Deberían servir el sándwich al plato con tenedor y cuchillo de sierra. Sólo el hambre pudo lograr que lo termine. Para quitarme el mal sabor de boca me comí la humita que si estuvo muy buena pues estaba fresca y tenía un agradable gusto casero. Los jugos surtidos tenían su toque de algarrobina pero nada más que valga la pena mencionar. En fin, para pasar el rato pero está visto que a veces hay que decidirse por las franquicias ya establecidas. 

Manos Norteñas queda en el patio de comidas del Real Plaza de Chiclayo.
Volvería: Sólo por la humita.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Chiclayo II (Almuerzo de marras)

Durante el tour por Chiclayo el guía constantemente estuvo haciendo propaganda a un restaurante cuyo nombre nadie me había mencionado. Siempre desconfío de estas personas porque su costumbre es recomendar aquel lugar que les dé la mejor comisión. Al final ganan todos menos el cliente. Por eso me deje llevar por las recomendaciones de un amigo que vive en Chiclayo y que me había dado buenas referencias de El Cántaro. Así que con bastante esfuerzo logré convencer al resto del grupo para comer en ese lugar. Quién diría que después tuve que hacer uso de todo mi poder de convencimiento para que no me linchen por aguafiestas. 

¿Arroz con pato?
El Cántaro es el típico restaurante de ambiente rústico, ideal para turistas. Los mozos son corteses, brindan una buena atención y hacen sugerencias sobre los ¿mejores? platos. Sin pensarlo dos veces ordené un arroz con pato. A veces no me explico como el plato que es el referente de la gastronomía de una ciudad puede ser preparado de una manera tan descuidada. Un arroz verde de sabor pobre y servido con una presa de pato que daba pena. Una completa decepción y ni con ají pude arreglarlo. La presa estaba tan dura que debí pedir cuchillo de sierra siquiera para cortar una porción. No entiendo como le pueden llamar especialidad de la casa a ese bodrio. 

¿Seco de cabrito con frijoles?
Pedí también un cabrito combinado que venía acompañado de una porción de frijoles. Tal vez no debería escribir la reseña y dejar que la foto hable por sí sola. Total, esa bola de arroz con frijoles y unos trozos de carne los podría encontrar en cualquier concesionario de marras. Los frijoles completamente desabridos como si nada más los hubieran cocido en agua y de ahí servidos al plato. Asumo que la intención es comerlo mezclándolo con el jugo del seco pero sí se fijan en la foto ¿Dónde está el aderezo? Un simple rehogado de cebolla y ajo no cuesta nada y mejoraría mucho el sabor del plato. Prescindible.

Los platos estuvieron en la mesa sólo para cumplir. Quizá el chef principal estaba de mal o humor o de vacaciones pues la calidad de la comida fue bastante pobre. Después de esta visita sólo les recomiendo seguir confiadamente a su guía turístico. Sobre todo para no aguantarlo el resto de la tarde repitiendo una y otra vez como un loro: “Yo les dije que vayan al otro restaurante” 

El Cántaro queda en Av. Dos de Mayo 180, Lambayeque. 
Volvería: ¿Para qué?

jueves, 9 de octubre de 2008

Chiclayo I (Desayuno frito)

A diferencia de mi planeado viaje a Arequipa un olvido de última hora me dejó sin mayor información acerca de dónde desayunar en Chiclayo. Los vuelos de LAN llegan muy temprano así que después de pestañear un par de horas en el hotel no me quedó más remedio que salir en busca de un taxista que me lleve al "point" ideal para comer un buen desayuno chiclayano. El plato típico, frito norteño. El restaurante elegido, American. Cualquier reclamo sobre el post la culpa es del taxista del Tico amarillo. Según leí en la primera hoja de su carta obligado por la gran afluencia turística y en busca de una necesaria internacionalización (¿?) el restaurante Las Américas terminó convirtiéndose en American Restaurant. Es un local acogedor, amplio y bien iluminado. Los mozos saludan y están muy dispuestos a atenderte apenas te sientas.

Pedí el recomendado frito norteño. Según la carta el plato incluye trozos suaves de cerdo acompañados de yuca, camote, y zarza criolla. Yo esperaba algo más parecido al chicharrón pero los trozos de cerdo tenían una textura de haber sido sancochados y cocinados con una sazón muy suave. Me recordó más a un adobo arequipeño con la diferencia de que este venía acompañado de mote y zarza. Es un plato que les puede agradar si quieren comer algo ligero teniendo en cuenta que para el almuerzo les espera el típico arroz con pato. Por el ambiente y la buena atención les recomiendo darse una vuelta por este restaurante cuando viajen a Chiclayo. Estoy seguro que debe ofrecer otras opciones para la hora de almuerzo.

Restaurant Turístico American queda en Elías Aguirre 824, Chiclayo.
Volvería: Sí, me dejaron buen sabor de boca.